El deseo disfrazado de necesidad, la distancia entre el yo real y el yo ideal, el bombardeo publicitario al que estamos expuestos las 24 horas del día, carencias y otras dimensiones, hacen una mezcla perfecta para que jóvenes y adultos se endeuden más allá de sus capacidades económicas.

Estas y otras variables fueron abordadas por la Dra. Marianela Denegri, directora del Núcleo en Ciencias Sociales y experta reconocida a nivel internacional en temas de educación financiera. Invitada por el Café Científico que organiza BIOREN-UFRO, la charla estuvo enfocada en comprender qué nos ha pasado como sociedad y por qué nos resulta imperioso consumir. Sobre todo, en una época donde lo material prima sobre lo espiritual.

“El modelo neoliberal ha tenido muchos impactos en nuestra vida, y el consumo se ha transformado en el gran articulador de la identidad, y si no consumimos, no existimos”, explica la investigadora.

Lo anterior ha derivado en problemas graves y que son parte de una realidad alarmante para el país: Chile está catalogado como una economía emergente, con el crecimiento más rápido de Latinoamérica en los últimos 10 años, pero los informes de riqueza muestran que el dinero que recibe la población no es líquido, sino que patrimonial. Es el país más endeudado del cono sur y según los indicadores de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) más del 45% de los ingresos de la clase medida está destinado a pagar deudas.

Según los estudios efectuados por la Dra. Denegri, los más endeudados son los segmentos que van de los 18 a los 30 años y la tercera edad. “Los adultos jóvenes comienzan su vida laboral y aquí es donde rápidamente se endeudan en todo lo que es posible. Pero sucede que esa deuda los empieza a acompañar y se va agrandando en la medida que van haciendo familia. La tercera edad y el bajo monto de las pensiones hacen otro tanto”.

Para la investigadora una de las soluciones que puede tener el tema, es que hay que educar financieramente. “El sistema parte de la premisa que está influyendo en un segmento que no tiene idea cómo funciona la economía. Y lo más fácil de influir es la ignorancia, entonces lo primero es educar no solo en temas financieros duros, sino con la reflexión acerca de los valores y las actitudes”.

¿LO NECESITO O SOLO LO DESEO?

Está claro que las necesidades básicas deben ser cubiertas: abrigo, techo, comida. El problema es que el mundo se mueve en base a otras subjetividades, entre ellas, la imagen. Quien soy en verdad y quien quisiera ser, o cómo quiero que me vea el resto. Esa es la brecha donde irrumpe el consumo, que viene a satisfacer carencias afectivas, físicas, sociales o derechamente, las ansias por aparentar más de lo que soy.

“Son los cuentos que se cuenta la gente. La sociedad de consumo funciona en base a eso, al cuento que me dice que si uso un jeans de marca voy a ser más atractivo o que si tengo un auto más caro seré más exitoso. Es el argumento que moviliza el consumo”, dice la Dra. Denegri.

Entonces, una de las fórmulas para frenar el endeudamiento exacerbado, ese que acarrea angustias, es simplemente preguntarse si necesito tal o cual producto o sólo lo deseo. Y una vez que esa interrogante esté develada, se puede avanzar. “Está bien desear algo, pero si es innecesario, si me va a generar problemas a futuro, no tiene sentido comprar para aparentar. Es hora de que seamos felices con lo que somos y tenemos, sin necesidad de recurrir a elementos externos que nos “visten” de exitosos, pero que son accesorios y sin permanencia en el tiempo”.

Escrito por: Lorena Espinoza Arévalo
Vicerrectoría de Investigación y Postgrado