Rector Sergio Bravo indicó que es importante trabajar en definir políticas e instalar un sistema integral de calidad con base en las facultades.

Un año clave será 2017 para la Universidad de La Frontera, ya que estará marcado por un acucioso proceso de autoevaluación, con miras a la acreditación institucional de 2018. 

Es el momento preciso para hacer un alto en el camino que esta casa de estudios pública y estatal ha recorrido en 36 años de vida institucional, para mirarse al espejo y analizar con perspectiva crítica lo avanzado, pero también para detenerse a observar las oportunidades que se abren para mejorar.

Se trata de un proceso donde la participación y compromiso de la comunidad universitaria es fundamental. Así lo planteó el Rector Sergio Bravo en un encuentro que sostuvo el pasado 6 de enero con directores de departamentos, de carreras y de programas de magíster, oportunidad que aprovechó para comentar el contexto nacional que vive la educación superior en el país, especialmente frente a la Reforma.

Fue precisamente la calidad uno de los focos en que se detuvo el Rector Bravo, aquélla que “se debe asegurar públicamente” a través de la acreditación y que necesita del trabajo colaborativo y compromiso de quienes integran la UFRO.

Es una tarea para la cual –dijo la máxima autoridad universitaria- hay que prepararse: “la calidad llega para instalarse, aunque se trata de una calidad distinta en el sentido que estará bajo la lupa de un nuevo modelo, diferente a los procesos anteriores de acreditación”.

También insistió en que 2017 será un año de cambios, tanto en el escenario nacional como en el contexto interno, enfatizando que “el mejoramiento continuo debe seguir más allá de las contingencias y las acreditaciones en pre y postgrado son un imperativo”.

Escrito por: Dirección de Comunicaciones
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