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UFRO fondecyt Gustavo Ciudad 1

UFRO fondecyt Gustavo Ciudad 2

Solo el 1% de los desechos de la producción de aceite de oliva se reutilizan, provocando un problema ambiental a nivel mundial en el sector agroindustrial.

En 10 años la industria de aceite de oliva en Chile creció 521%, produciendo anualmente entre 17.500 a 21.000 toneladas de este rico alimento. Un panorama muy positivo en términos económicos, pero no tan feliz en materia ambiental, ya que dichos procesos generan al año alrededor de 157.500 toneladas de desechos, que no son nada fáciles de degradar como se podría esperar.

“En el ámbito agroindustrial este residuo es uno de los más complejos”, dice el investigador de la Universidad de La Frontera y director del Instituto del Medio Ambiente, Dr. Gustavo Ciudad. Él precisamente está desarrollando un proyecto Fondecyt para tratar estos desechos con biotecnología y poder aprovecharlos desde el punto de vista energético.

“La aceituna contiene aproximadamente un 15% de aceite. Con el mejor proceso de ingeniería se puede extraer -mediante prensa- un 10%, el resto lamentablemente es basura, porque viene mezclado con líquido, con parte del cuesco y con el hollejo. La dificultad de estos desechos es que son fitotóxicos, o sea, afectan a las plantas, también tienen un alto contenido de materia orgánica recalcitrante, es decir, difícil de biodegradar. Ahí empiezan los primeros problemas, porque además se van acumulando en la misma industria”, dice el investigador.

Alperujo se denomina este desecho, que es una pasta densa, con alto contenido de humedad, sobre un 80%, más un olor muy fuerte. Su aplicación en el suelo es de bajísima proporción, alrededor del 1% en términos agronómicos.

LA IDEA

El proyecto contempla el tratamiento de este complejo alperujo en tres etapas. Lo primero es un pretratamiento con hongos para aumentar su biodegradabilidad; después viene una fase de digestión anaerobia para rescatar algo de su valor energético, y luego se probará en el suelo.

“La idea es usar hongos de pudrición blanca, que degradan compuestos lignocelulócicos y precisamente este alperujo es rico en lignocelulosa, una composición que lo hace ser difícil de degradar. Una vez que los desechos estén parcialmente biodigeribles, pasaremos a una etapa de digestión anaerobia que lo transformará en otro producto que es el digestato, conocido también como materia orgánica estabilizada. Esta materia es rica en nutrientes por lo que se puede aplicar al suelo”, explica el Dr. Ciudad.

Los estudios ya comenzaron a realizarse, tanto en los laboratorios del Núcleo Científico Tecnológico en Biorecursos, BIOREN-UFRO, como en el Instituto del Medio Ambiente. Uno de los principales análisis en esta etapa se refiere a buscar alternativas para acelerar los procesos, especialmente aquellos con hongos que requieren bastante tiempo.

En esta iniciativa participan los investigadores de la UFRO, Dra. Olga Rubilar, Dr. Cledir Santos y Dra. Alejandra Ribera. También hay conversaciones con el gremio Chile Oliva, que agrupa a los productores más grandes del país y con el Centro de Estudios de Alimentos Procesados (CEAP) de la Universidad de Talca, la zona con mayor producción de aceite de oliva.

Asimismo, contempla la participación de dos investigadores españoles expertos en este tema. Se trata del Dr. Raúl Muñoz, de la Universidad de Valladolid, especialista en proyectos biotecnológicos y elegido en 2018 como investigador del año en su país; y el Dr. Juan Miguel Romero García de la Universidad de Jaén, quien trabaja directamente con los productores de aceite de oliva de la zona de Andalucía, donde se encuentran los mayores productores de España.

PREOCUPACIÓN INTERNACIONAL

De hecho, el problema no solo preocupa a la industria nacional, más bien es una situación compleja a nivel mundial, especialmente en Europa, donde se han probado varios procesos, pero cuya tecnología aún no está desarrollada a grandes escalas, entre ellas la co-digestión anaeróbica, que consiste en mezclar el alperujo con otros materiales biodegradables, o los procesos térmicos que se complican por la densidad del residuo.

En ese contexto, este proyecto Fondecyt propone realizar los procedimientos en húmedo, directamente en el alperujo, sin necesidad de secarlo. “Y si bien se orienta a solucionar los problemas que tiene hoy la industria chilena, con empresas pequeñas, los resultados se pueden proyectar a una escala mayor”, concluye el investigador responsable, cuyo proyecto ocupó el cuarto lugar a nivel nacional en adjudicación de Fondecyt Regular 2018.

 

escrito porEscrito por: Karimme Riadi Millas
Vicerrectoría de Investigación y Postgrado