En el marco de los Proyectos de Inversión con Fondos Compartidos, impulsados por la Dirección de Desarrollo Estudiantil, alumnos de las residencias estudiantiles autogestionadas de la UFRO, presentaron distintas iniciativas durante el año, que se materializaron en importantes medidas de mejoramiento de la habitabilidad.

La asistente a cargo del proyecto, Nataly González, argumentó que los Proyectos de Inversión con Fondos Compartidos, impulsados por la División de Bienestar Estudiantil de la DDE, surgieron como resultados de una gestión anterior, que involucró la práctica profesional de una estudiante de Trabajo Social en el programa, y a su vez el aprendizaje de los estudiantes sobre la elaboración de proyectos.

Posteriormente, los estudiantes recibieron capacitación de funcionarios de la Institución para llevar el objetivo del proyecto al acto concreto, presentando sus propuestas pensadas en mejorar los aspectos de habitabilidad en las residencias estudiantiles.

Los bienes adquiridos por los residentes a partir de los Proyectos de Inversión fueron en su mayoría inmobiliario: lavadoras, aspiradoras, cocinas, muebles de lavaplatos, sillones, televisores y cambio del piso interior, los que pasarán a formar parte del equipamiento de los hogares.

Considerados como una instancia donde los jóvenes ponen a prueba su conocimiento llevando a cabo la elaboración de una propuesta y la compra de los bienes materiales, los Proyectos de Inversión con Fondo Compartido permiten además, mejorar el equipamiento de su residencia, tomando como base las distintas necesidades presentes en los módulos.

Al respecto Matías Novoa, estudiante de quinto año de Ingeniería Comercial e integrante del Hogar de Malleco manifestó, que “vivir en las residencias estudiantiles ha sido una experiencia única, que por un lado nos permite conocer a otros compañeros, y aprender a ser tolerante, y por otro, nos lleva a desarrollar lazos de afecto y amistad”.

Por esta razón para el estudiante ha sido muy importante participar en esta actividad que les exige capacidad de gestión y que les beneficia, pero también a las futuras generaciones. “En nuestra residencia cambiamos el piso y adquirimos un refrigerador, sillones y un mueble modular; refrigerador, lavadora y secador. Fue una gran inversión la que realizamos y para ello, aumentamos nuestros gastos básicos, pero fue sólo eso porque en la mitad nos aportó la DDE”, afirmó el estudiante mallequino.

Por su parte, María Fernanda Aranzáez de Trabajo Social y procedente de Purén cuenta que su experiencia ha sido como la de tantos jóvenes que llegan a la Universidad buscando convertirse en profesionales. “Sin esta ayuda creo que no habría podido estudiar, tendría que haber buscado otras opciones y no sé si me habrían resultado, por eso siento gratitud, más allá de la ayuda económica que significa vivir en las residencias estudiantiles, el programa nos ha generado múltiples aprendizajes”, puntualizo la jovén quien ya está a punto de titularse.

Escrito por: Pamela Carrasco Salas
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