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Mg. Natalia Caniguán Velarde, directora del Instituto de Estudios Indígenas e Interculturales (IEII) de la UFRO será la exponente principal del evento académico denominado “Conferencia sobre movimientos sociales, protestas indígenas y gestión de conflictos en América Latina y el Wallmapu-Chile”.

Académicos, estudiantes y activistas de Latinoamérica y Europa se reunirán en la Universidad de Oxford, una de las más antiguas y prestigiosas del mundo, para participar en un evento académico denominado “Conferencia sobre movimientos sociales, protestas indígenas y gestión de conflictos en América Latina y el Wallmapu-Chile”, donde la directora del Instituto de Estudios Indígenas e Interculturales (IEII) de la UFRO, Mg. Natalia Caniguán Velarde, será la exponente principal.

La invitación se gestó luego de la visita de la Dra. Anna Kraussova, investigadora postdoctoral de la institución inglesa, quien conoció en profundidad el trabajo que se realiza en el IEII. “La investigadora visitante estudia los movimientos indígenas en América Latina, en ese contexto, me invitó a exponer sobre el movimiento indígena chileno y el mapuche en particular, en un evento internacional que se realizará los días 13 y 14 de marzo”, señaló la directiva UFRO, agregando que esta invitación también es una oportunidad de gestar lazos permanentes con Oxford.

Natalia Caniguán presentará una mirada histórica del movimiento indígena que comenzó a gestarse durante los años de recuperación de la democracia en Chile, haciendo también un análisis sobre los efectos del estallido social de octubre 2019 en la lucha de los pueblos originarios.

¿Cómo se ha caracterizado el movimiento indígena en Chile?
Tenemos un movimiento que no es homogéneo, que ha estado en permanente diálogo con la política pública y el accionar del Estado, ya que se basa precisamente en la relación con el Estado chileno. También es un movimiento en relación constante con el contexto.

¿Hay logros significativos en estas tres décadas?
No, al menos no en materia de derechos adquiridos. Lo cierto es que seguimos sin reconocimiento constitucional como pueblo mapuche, sin reconocimiento de derechos y hay una tensión permanente con el Estado. Si bien la política ha ido avanzando, predomina la imagen de la pobreza y la ruralidad por sobre el tema de los derechos de los pueblos, cambiando la lógica de la relación que debiera generarse. Si revisamos la historia, por ejemplo, el Pacto de Nueva Imperial, logrado durante los primeros años de vuelta a la democracia, cimentaba los pasos de un nuevo trato con los pueblos indígenas, en base a tres acuerdos: La Ley Indígena, el Convenio 169 y el reconocimiento constitucional. Sin embargo, no todo se ha cumplido. La ley indígena fue lo primero que se gestó el año 1993, en tanto el Convenio 169 se ratificó el 2008 y entró en funcionamiento recién el 2009, sin grandes aciertos de implementación. El reconocimiento constitucional aún está pendiente. Entonces, en la esfera de los derechos colectivos de los pueblos, la agenda está bastante atrasada.

¿Cómo dialogar de forma más efectiva?
Con un diálogo entre pueblos, es decir, el Estado chileno debe dialogar con un pueblo jurídicamente reconocido como tal, ahí se van a generar más puentes. Si fijas una agenda de derechos cambias el estatus de la conversación y es más fácil generar agendas comunes, porque si bien tienen diversidad de movimientos, hay temas que subyacen a todos, y uno de ellos es el de los derechos.

¿El estallido social ha impactado de alguna forma en el movimiento indígena?
En general el movimiento indígena está en un proceso reflexivo sobre este tema, de hacer una lectura del panorama nacional y tomar decisiones internas respecto a la participación o no, en definitiva, del rol que asumirán en este escenario. Hay que recordar que no es un movimiento que nació desde el pueblo mapuche, el cual -a su vez- no está homogenizado, por lo tanto, hay sectores que estarán más o menos de acuerdo en apoyar la coyuntura, especialmente el cambio de Constitución, sin embargo, otros están más reticentes. Sumarse o restarse es la primera gran pregunta que surge en este momento, ya que las demandas del pueblo mapuche son paralelas a las del estallido social y no siempre fueron apoyadas por la sociedad chilena. Entre diciembre y enero se han sucedido varios encuentros autoconvocados de organizaciones en que se está planteando este tema.

¿Pero hay temas comunes?
Claro que sí. Los derechos de agua, los recursos naturales, la Constitución, pueden ser temas que se cruzan con el movimiento indígena, pero hay que tener claro que los pueblos han tenido su agenda propia a lo largo de la historia y no necesariamente se relacionan con la cultura chilena.

 


escrito porEscrito por: Karimme Riadi Millas
Vicerrectoría de Investigación Y Postgrado