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“Escribo desde mi memoria, escribo desde mi identidad como mujer que ama a otra mujer y escribo desde la naturaleza como migrante”, es uno de los profundos paisajes desde donde se muestra esta destacada escritora colombiana.

Una intensa y profunda conversación se llevó a cabo la semana recién pasada, en el marco del Conversatorio de la Cátedra Narrativas del Yo: Literatura de Mujeres en el Siglo XXI: El desafío de la escritura creativa en tiempos de Pandemia, espacio conducido por la Dra. Carolina A. Navarrete G., directora de la Cátedra. La invitada en esta sesión fue la novelista, académica e investigadora, PhD. María Adelaida Escobar-Trujillo, escritora colombiana canadiense, autora de la novela Tiempo del Sur (2018), que en la actualidad ha centrado su investigación en la emancipación de mujeres de Sudamérica y también ha seguido de cerca la línea de las maternidades, en relación a madres e hijas en la literatura y el cine hispanoamericano.

Como elemento central de su participación, se debe destacar su nivel de sencillez y profundidad a la hora de sensibilizar las temáticas que impactan al mundo literario. La conversación guiada por la Dra. Carolina A. Navarrete G., directora de la Cátedra, estuvo marcada por intensas preguntas y datos que reflejan una cruda realidad global que afecta a las mujeres, no sólo en el marco literario, sino también de la vida común.

De esta manera, por cerca de noventa minutos, las protagonistas realizaron un viaje por la literatura, la creatividad, los sesgos, las limitaciones, el dolor, la apertura al mundo y reflejaron la necesidad imperiosa de cambios profundos transversales para con las mujeres y las realidades silenciadas por los cánones tradicionales y finalmente la costumbre de la repetición de patrones políticos y académicos, pero también de género, sexualidad y cuerpo.

La Dra. Carolina A. Navarrete G., planteó una interesante interrogante relacionada al canon tradicional, donde cita y pregunta, “Harold Bloom, crítico literario estadounidense escribe su libro El canon occidental, en donde identificó a 26 autores considerados por él, esenciales, por su sublimidad y naturaleza representativa en el campo de la literatura; de estos, sólo 3 eran mujeres. Considerando la manera en que las mujeres participan activamente hoy del campo literario, esta selección probablemente se prueba anacrónica. ¿Podríamos considerar que las mujeres se han integrado a este canon general?. ¿Se está creando un nuevo canon asociado al género o estamos integrando al canon que ya existe?

El canon es esencial para todos aquellos que nos acercamos a los estudios literarios. Sin embargo, este canon es claramente patriarcal y no solamente hablamos de las voces de las mujeres; hablamos de las comunidades indígenas, afros; la voz del otro, está excluida. Cuando das un curso de literatura latinoamericana, te das cuenta de qué estudias: Borges, Cortázar, Carlos Fuentes, García Márquez y dos o tres autoras. El canon clásico va por nombres. Los clásicos que además son ganadores de premios; si no eres ganador de premios, no existes; eso también es un problema.

La academia es muy cerrada y muy masculina en muchísimos sentidos y también en el sentido de cómo funciona la mente y de cómo se enseña. Siendo parte de esa academia, admirándola y queriéndola; sin embargo, creo que nuestro trabajo como académicas, es precisamente abrir espacios.

Lo que se necesita es participación, pero también afirmación. Creo que el canon necesita fragmentarse y necesita que seamos arriesgados; hay que arriesgarse a leer otras realidades, a leer la voz y experiencia de quienes han sido callados y sobre eso, los últimos diez años han sido reveladores y más generosos.

Hay que terminar con esta tontería de pensar que existen literaturas menores o géneros menores. Eso, para mí es ofensivo. La carta, el diario, los recorridos de viajes, esas experiencias no se pueden considerar menores; creo que ahí, está el problema del canon, cuando creemos que hay géneros y autores menores y mayores.

María Adelaida, consultada además por los retos en equidad de género en la academia, señala que “tenemos que abrir los cánones, porque en la medida que no leamos la realidad del otro no vamos a poder acercarnos; hay que abrir el canon a mujeres y otras realidades, porque estoy cansada de pensar que las mujeres y hombres negros no escriben. Claro que escriben. Que los indígenas no escriben, claro que existe literatura oral y escrita, hay que abrirse a conocerlos”.

Sobre los grandes temas pendientes y emergentes en el ámbito literario mundial, la autora señala que “la maternidad es un gran tema. No soy mamá, pero soy hija y me parece increíble, porque la literatura es tan masculina, que este tema no existe, como no existe el cuerpo femenino. Latinoamérica está siendo grande con las mujeres trans y me parece bellísimo lo que se está haciendo a ese nivel; poder visualizar el cuerpo, la realidad, el dolor, las dificultades de una mujer trans, creo que es esencial lo que está aportando la literatura latinoamericana.

Las enfermedades mentales; de esto, tampoco se habla ni escribe. La pregunta es, cómo, si tantas personas sufren de depresión, de desórdenes alimentarios ¿por qué no se hace?. Y otro tema, y aquí voy a Gabriela Mistral, sobre la naturaleza y desde ella, las mujeres están aportando esa visión de la naturaleza y ahí yo me incrusto, es mi terreno”, indicó Escobar Trujillo.

¿Qué es lo que distingue tu prosa, como la de una mujer que se autodefine como colombiana y lesbiana? Las sutilezas en tu trabajo creativo para poder llegar a reflejar esa identidad

“Lo primero que tengo que decir, es que yo soy mi infancia, y al decir eso, mi memoria; al decir eso, soy profundamente colombiana. Esa realidad donde crecí, cuando era una adolescente y una chica en la universidad, de alguna manera me traspasa; y esa violencia de la mafia, de la guerrilla de los paramilitares, es horrible tener que decirlo, pero también es mi realidad.
Escribo como mujer y como lesbiana, esto tengo que decirlo, porque ha sido un proceso de años, pero creo que es importante cuando veo que estudiantes en Canadá, primer mundo, todavía se me acercan a mí y me dicen, es que sabes, en mi casa no me aceptan, y sus papás les dicen, no puedes ser bisexual, no puede ser esto o aquello.

Desde donde escribo, escribo desde mi memoria, escribo desde mi identidad como mujer que ama a otra mujer y escribo desde la naturaleza como migrante, como una mujer que ha migrado a los 30 años sin saber una palabra de inglés; yo quería conocer el mundo que leía y de alguna manera, el inglés era el vehículo.

¿Qué es lo que traspasa mi literatura?. Lo que llena mi literatura, es la historia de los migrantes, de las personas que de alguna manera estamos siempre viéndonos con nuestro origen y con el lugar donde vivimos actualmente, tratando de identificar qué somos, tratar de movernos en esa dualidad de países en los que transitamos, de entender otra realidad, otras formas de ser, de llenarnos de esa realidad, y al mismo tiempo, hablo de mi género”, expresó, María Adelaida Escobar.

Para quienes deseen profundizar en estos y los otros temas tratados en este espacio de conversación, pueden ingresar aquí para revisar esta interesante conversación entre académicas, investigadoras y mujeres unidas desde la literatura y la creatividad.


escrito porEscrito por: Andrea Poblete Pacheco
Dirección de Comunicaciones