Logo 2022 UFRO                                                                 UFRO acreditacion institucional

UFRO charla alfredo zamudio 1

El director de la misión chilena del Centro Nansen para la Paz y el Diálogo, compartió sus reflexiones en el marco de la conmemoración de los 50 Años del Golpe de Estado.

A mediados de 2021 y aceptando la invitación de los rectores de las diferentes universidades de La Araucanía, el Centro Nansen para la Paz y el Diálogo inició una serie de talleres y encuentros para facilitar un proceso de diálogo en la región, tendientes a reparar y reconstruir relaciones entre el pueblo Mapuche, la sociedad chilena y sus instituciones.

Hasta la fecha, más de mil personas han participado en los talleres, de todos los ámbitos, como profesionales, académicos, sector privado, personas de comunidades, trabajadores del pueblo mapuche y no mapuche.

Basado en su experiencia personal en 1973 y la que fue adquiriendo en situaciones complejas en Bosnia, Colombia, Sudán, Timor-Oriental, entre otros lugares, Alfredo Zamudio, director de la misión en Chile del Centro Nansen para la Paz y el Diálogo, institución noruega, reflexiona acerca de la conmemoración de los 50 Años del Golpe de Estado en Chile, entregando un mensaje de contribución al diálogo como sociedad y un aporte a una nueva mirada al futuro del país.

A 50 años del Golpe de Estado: ¿cuál es la visión que tiene del Chile actual?, ¿Cómo nos ve como sociedad?

Hasta hace tres años y medio, cuando fue el estallido social, yo conocía poco del Chile actual. A partir de octubre del 2019 empezamos a trabajar en Chile y empecé a hablar con mucha gente y lo que hemos escuchado a través de nuestro trabajo, es que es un país que se percibe con muchas divisiones internas y, aún así cuando tiene desafíos comunes, se une y trabaja en común. Eso es lo que vemos en los desastres naturales, en los terremotos, en los incendios, en la pandemia. Entonces ahí, cuando hay enemigos, desafíos grandes para el país, los chilenos se unen. En el diario vivir, hay una percepción de mucha división y esas dos cosas conviven al mismo tiempo. Yo no sabría decirle cuál es más fuerte, pero eso es lo que se observa desde afuera.

¿De qué forma nuestra sociedad podría sentarse a conversar, avanzar y mirar el futuro?

Una de las oportunidades que sucede cuando hay un reencuentro de los pueblos que no se han hablado en mucho tiempo, es preguntarnos ¿qué nos pasó?, ¿qué sentimos con eso?, ¿cómo llegamos aquí? Y la pregunta que viene después de esa fase es ¿qué hacemos con todo esto? La respuesta a esa pregunta no existe si no te das el espacio de conversar sobre qué nos pasó. Entonces, por algún lado se empieza, y no todos necesitan hablar de los 50 años, de lo que pasó en el ‘73. La mayor parte de Chile no había nacido para ese entonces, pero tenemos sus consecuencias, sucedieron cosas graves, terribles, que nunca más deben suceder y que nos marcaron como país.

Además de esas heridas, Chile tiene también otros aspectos. Entonces ¿cómo hemos llegado acá? Esa es una importante conversación y cuando la tengamos, la próxima pregunta es ¿para dónde vamos?, ¿qué hacemos con todo lo que hemos escuchado unos de otros? Entonces, no es que uno llegue y diga ¿qué vamos a hacer ahora? porque tenemos que establecer - para decirlo en términos académicos -, cuál es la línea de base, ¿de qué estamos hablando?, ¿cuáles son nuestras emociones? porque si solamente lo convertimos en una discusión de quién tuvo la culpa y quién hizo qué, esa es una parte importante de la conversación, pero no es toda la conversación que es importante para hoy.

¿Cuál es el rol que pueden jugar las universidades chilenas en la contribución del diálogo y el entendimiento a 50 años de una etapa que marca la historia de Chile?

Una de las instituciones en que la gente más confía, son las universidades, porque las universidades ofrecen un servicio a su comunidad, reclutan gente de sus comunidades. Son instituciones que perduran en el tiempo, no se van. Están ahí. Entonces, de esa forma, las universidades tienen muchas formas de cómo contribuir para crear mejores conversaciones para el país: uno es con el rol tradicional de crear más conocimiento, pero el otro es de ofrecer espacios y puntos de encuentro para la comunidad. Las universidades pueden ser el punto de encuentro que el país necesita.

Chile necesita muchos puntos de encuentro que no sean solamente transaccionales, que no sean un para qué vamos a aprender algo, sino son también puntos de encuentro donde podemos conversar. Las universidades, por el rol y por la confianza que la gente tiene en ellas, pueden ser y pueden hacer crecer mucho más los puntos de encuentro a nivel de país. Imagínese que son puntos de agua y de sombra para que la gente converse. No necesitan ser letrados para venir a conversaciones que pueden hacerse en las universidades. No necesitas tener un título, pero imagínese que las universidades pudieran ocupar ese espacio para hacer puntos de encuentro en la comunidad. Yo creo que esa es una idea que es necesaria explorar, porque no hay muchas otras instituciones que tengan ese nivel de confianza en nuestro país.

Desde su experiencia personal, ¿cómo podemos ir sanando como sociedad y proyectar el futuro como país?

Desde mi experiencia de otras situaciones de conflicto, puedo decir que el ser humano no es solo dolor, también tiene otras cosas y busca esas otras cosas. Me acuerdo de una situación de conflicto en el archipiélago de Indonesia, en Timor Oriental. Después de un año y medio de conflicto interno brutal, casi guerra civil, la gente empezó a ir a la playa y me di cuenta que cuando las personas hacen eso, que se cuidan, que quieren hacer algo más, es que se expresa de otra forma, no es solamente sufrimiento. La gente necesita ser más, necesita expresar más.

La pregunta es ¿cómo ir sanando como sociedad? Yo creo que hemos estado sanando desde hace largo rato. Hemos ido tratando de curar nuestras heridas, pero hay algunas que son tan profundas que no ha sido posible explicarlas. No ha sido posible mostrarlas porque hay mucha gente que no ha podido hablar por distintas razones. Entonces, crear los espacios para que esas personas que deseen hablar, que deseen contar, que deseen mostrar, es importante también para la sociedad. Si eso sucede, la sociedad se enriquece, se fortalece, es aún más resiliente, no es debilidad, no es retroceder. Hablar de los dolores de algunas personas es reforzar a la sociedad. Se convierte en más democrática, más fuerte.

El proceso de sanación es seguir creando espacios, diciendo: cuéntame qué ves, qué miras, qué piensas, porque una sociedad que hace conversaciones más incluyentes, también puede hacer participar a quienes hasta ahora no se han atrevido a participar. Una sociedad con problemas, no los soluciona con menos democracia. Los problemas se solucionan con más democracia, con más participación. Entonces yo diría eso, más conversaciones y no tenerle miedo a reforzar la democracia.

Si pudiera entregar un mensaje a la sociedad chilena actual en torno a la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado, ¿cuál sería?

Para responder esa pregunta, hay varias voces dentro de mí que quisieran decir algo: Uno es el niño de 12 años que vio a su padre ser detenido el 12 de septiembre de 1973. ¿qué quisiera ese niño decir? ¿qué quisiera ese joven decir que salió al exilio junto a su padre? que no pudo regresar a Chile hasta que me dejaran entrar a finales de los ‘80.

Desde la persona actual que soy, diría que veo un país lleno de gente luchadora, trabajadora, que desea hacerlo bien, que desean que les vaya bien, que desean lo mejor posible. Nuestro país necesita una palmadita en el hombro, decir “no sabemos cómo vamos a solucionar nuestros problemas, pero echémosle para adelante”, tratemos de conversar, tratemos de construir esa comunidad que también puede aguantar desacuerdos, que no todo se va a las pailas porque pensemos diferente. Yo creo que esa señal de aliento sería muy bienvenida.

escrito porEscrito por: Sergio Valenzuela Sanzana
Dirección de Comunicaciones