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Ante el actual escenario de incertidumbre generado tras el anuncio de alerta naranja por la creciente actividad del Volcán Villarrica o Rukapillan, profesionales del Centro Interactivo Vulcanológico de La Araucanía (CIVUR) de la Universidad de La Frontera Campus Pucón, continúan trabajando junto al Servicio Nacional de Geología y Minería (SERNAGEOMIN) por mantener a la comunidad informada.

“La primera recomendación es conservar la calma y entender dónde estamos. El Villarrica es un macizo volcánico de 680 mil años, y si bien cuenta con la particularidad de tener un lago de lava que permanentemente sube y baja del cráter, lo que hoy estamos viviendo forma parte de su proceso natural de vida, por lo que este fenómeno de alerta naranja ya lo hemos vivido antes (2019 o 2015)”, destacó Rodrigo Garrido, director del Centro Interactivo Vulcanológico de La Araucanía (CIVUR) de la Universidad de La Frontera Campus Pucón.

La autoridad universitaria, que lidera este centro cuya misión desde el 2021 es promover en la comunidad lacustre, regional y nacional el conocimiento sobre el vulcanismo, su entorno natural y las áreas de riesgo del volcán Villarrica; señala que las medidas de emergencia puntualizadas por la autoridad a cargo son acciones que la población, que vive en una permanente zona, debiese adoptar como parte de su rutina diaria.

“Frente a la constante oscilación energética que el Volcán Villarrica ha manifestado durante los
últimos días, la situación actual que enfrenta la comunidad lacustre no guarda mayores diferencias con su diario vivir, en el entendido que las personas que residen en los faldeos del estratovolcán - en comunas como Pucón, Villarrica, Curarrehue, localidad de Licán Ray y sus alrededores- conviven los 365 días del año con el volcán más activo del país y que es, a su vez, uno de los macizos volcánicos más activos de Sudamérica”, comenta el director del CIVUR Rodrigo Garrido.

Desde octubre del año 2022 la actividad del añoso macizo se encuentra por sobre el nivel normal, momento en que se declaró la alerta amarilla, hace casi un año atrás. Dado que estos periodos de decaimiento o incremento de la actividad al interior del volcán son poco predecibles y pueden perdurar durante largos periodos, solo el conocimiento y estudio de su trayectoria permitirá establecer los diversos escenarios posibles.

INFORMANDO PARA EDUCAR A TODOS Y TODAS

Para el geólogo del CIVUR Nicolás Mendoza, es indispensable que toda la comunidad que vive en torno al volcán tenga el deber y el derecho de mantenerse informados. En este sentido, el profesional señaló que tanto residentes como visitantes de la zona deben entender cómo funcionan los volcanes, cuáles son los peligros geológicos más posibles de suceder, conocer la historia eruptiva del macizo e identificar -de forma clara- cuales son las zonas que revisten mayor peligro.

“El volcán se encuentra con actividad y aunque no haya una erupción en un tiempo cercano, la población debe estar preparada para una eventual emergencia. Las personas deben tener establecidos planes de evacuación y emergencia de acuerdo a su realidad, es decir, tener sus mochilas de emergencia preparadas -una por persona- y tener conversado a nivel familiar hacia dónde se dirigirán en caso de una erupción”, indicó.

Dada la incertidumbre y la alta difusión que ha tenido el incremento de la actividad volcánica del Villarrica, Mendoza señaló que el actual estado de ansiedad que experimenta la población se debe en gran medida a la desinformación existente, ya sea esta por exceso y viralización de teorías no oficiales como por desconocimiento cultural relacionado a la convivencia con un volcán activo.

“Desde la pandemia la población cercana al volcán Villarrica, al menos, se duplicó. Hoy vemos a familias instaladas en zonas de peligro volcánico como cauces o valles, personas que nunca han estado en contacto con el volcán, sino que también desconocen su historia y su comportamiento. Asimismo, existe falta de información en los mismos lugareños del sector, ya que, si bien el volcán ha tenido varias erupciones importantes en los últimos 100 años, el último evento que causó pérdida de vidas y daños significativos fue en 1971, hace más de 50 años, por lo que hablamos de personas que no conservan recuerdos ni memorias de los efectos concretos de una erupción, lo que contribuye aún más a la desinformación”, enfatizó Mendoza.

En esta línea, Rodrigo Garrido añadió que “en este escenario, la visión de la universidad va orientada hacia la concientización de las personas sobre lo que significa vivir una zona de constante riesgo. El aporte de la academia debe ir más allá de lo netamente formativo, ya que desde la generación y creación de conciencia todos estamos invitados a participar. La UFRO forma parte de la Corporación de Turismo, donde todos los involucrados coincidimos en que hay que transmitir tranquilidad, centrar la conversación en lo estrictamente técnico y sobre la base de la evidencia existente. Pucón es una zona que vive del turismo, por lo que no podemos caer en la desesperación, ya que el impacto a nivel social es enorme”, destacó.

LO QUE EMANA EL VOLCÁN

En cuanto a posibles escenarios generados por el aumento de la actividad volcánica, el geólogo Nicolás Mendoza señala que es muy importante establecer diferencias entre lo que emana del cráter para no generar estrés innecesario en la población, ya que, además, son procesos que pueden estar presentes durante largos periodos de tiempo.

“Un fenómeno muy normal entre los volcanes activos son las “fumarolas”, emisión de gases con forma de nube blanquecina y compuesta principalmente de vapor de agua. Forman parte importante de los magmas, separándose de ellos cuando se encuentran cercanos a la superficie. Por otro lado, cuando la nube es de un color más café o hasta grisáceo -como se ha visto al Villarrica estos últimos días- nos encontramos ante una fumarola acompañada de piroclastos, la que se caracteriza porque el magma sale eyectado desde el cráter, fragmentándose en diferentes tamaños tales como ceniza o rocas más grandes”, puntualizó.

En cuanto al peligro que reviste la ceniza volcánica entre la población, Mendoza señala que “por lo general, los vientos soplan hacia el Este (Argentina), pero que siempre pueden existir cambios locales que las lleven hacia otros sectores, como en 1963 cuando parte de las cenizas se dirigieron hasta Pucón”. Asimismo, el geólogo indicó que una posible erupción implicaría el cierre del espacio aéreo del sector, ya que la ceniza podría interferir en el funcionamiento de las turbinas.

De igual forma, el profesional CIVUR señala que en la mayoría de las erupciones las cenizas causan pocos problemas de salud, situación que cambia ante una exposición prolongada, teniendo mayor impacto en adultos mayores, niños o personas con enfermedades respiratorias crónicas. “Es probable que las personas generen irritación en los ojos o al respirar, por lo que el uso de la mascarilla y de lentes son de gran ayuda. El mayor problema de la ceniza es su acumulación en los techos, ya que, si llueve, éste aumenta su peso considerablemente. Hay que considerar que 10 centímetros de ceniza pueden hacer caer algunas techumbres débiles”, señaló Mendoza.

LAHARES, UN PELIGRO LATENTE

Ante un año especialmente nevado, y dado que son un fenómeno frecuente en la actividad del Villarrica, el geólogo Nicolás Mendoza indica que el mayor peligro que enfrenta la comunidad ante este tipo de volcanes es la formación de lahares o aluviones volcánicos, esto pues las construcciones y asentamientos humanos se encuentran insertas en los caminos que históricamente éstos han recorrido.

“Son generados a partir de la presencia del glaciar en torno al volcán y de la nieve propia de la temporada. Al ser derretidos por el calor de los piroclastos o flujos de lava, pueden alcanzar velocidad cercana a los 60 km/h y recorrer grandes distancias”, concluyó.

De acuerdo a los registros, el Volcán Villarrica durante la erupción de 1984 sólo tuvo emanaciones de lava sin generar aluviones. Ya en 2015, y si bien se produjeron lahares en el proceso, éstos fueron de menor tamaño, por lo que no alcanzaron a avanzar hasta los sectores poblados.

Entre las recomendaciones que entrega SERNAGEOMIN, es importante que las personas mantengan un mapeo permanente de los Puntos de Encuentro Transitorios (PET) y que siempre tengan su mochila de emergencia preparada, medida que debiese ser adoptada por toda la comunidad sin importar la situación del volcán.

Ver noticia en El Diario Austral de La Araucanía en el siguiente Enlace

 

escrito porEscrito por: María Carolina Oyarzún Varas
Dirección de Comunicaciones