La decisión de la Fiscalía Nacional Económica de estudiar el sistema de educación superior es una buena noticia. Efectivamente, hoy existen asimetrías importantes. Un ejemplo es la gratuidad, cuyos recursos se destinan en casi 80% a planteles privados, lo que ha generado -en muchos casos- un incentivo para crecer sin tomar en cuenta la demanda país o crear carreras con bajas opciones laborales, financiando así la expansión de estos planteles -que no está sometida a ningún control fiscal- con recursos de todos los chilenos.

Al otro lado, las universidades públicas, tenemos procedimientos que -en la contratación de servicios por mercado público-, generan costos un 30% mayores que otras instituciones.

Otro ejemplo de “desigualdad” está en el uso de los recursos: nosotros no podemos “comprar” campos clínicos. Y los casos suman y siguen.

Por todo ello, es importante mirar las naturalezas y roles distintos de las casas de estudios privadas y públicas a la luz de corregir el sistema en beneficio de Chile. El escenario ideal sería que todos pudiéramos competir en igualdad de condiciones, que en este caso sería como “conducir por la misma carretera y con los mismos vehículos”.

Escrito por: Eduardo Hebel
Rector Universidad de La Frontera