En marzo del presente año, en una columna titulada “En todas las aulas hay un Martín o Martina” afirmamos con certeza que, en nuestro país, hay muchos niños y niñas que, cursando sexto básico, ya asisten a clases a una universidad. Esto gracias a una red de siete programas universitarios que promueven el desarrollo de escolares que presentan capacidades sobresalientes, elevada motivación por el aprendizaje y profundo interés por compartir con otras personas sus conocimientos. Se trata de iniciativas que profundizan y amplían las competencias académicas, habilidades cognitivas superiores, habilidades socioafectivas, liderazgo y responsabilidad social de niños y niñas de 10 a 18 años y que presentan, según las familias, los profesores que les conocen y una batería de instrumentos formales, altas capacidades intelectuales y académicas en relación a su grupo de pares en igual contexto de desarrollo.
La invitación de aquella columna fue a visibilizar y conversar sobre la realidad de los niños y niñas que, como el Martín de Edo Caroe (Festival de Viña), son curiosos, les gusta saber y comprender, son sensibles e intensos emocionalmente, tienen un rápido ritmo de aprendizaje, integran y relacionan temas de disciplinas distintas con facilidad y que pueden pasar horas investigando o explayándose sobre temas habitualmente asociados a especialistas adultos.
La Región de La Araucanía cuenta con uno de esos programas de enriquecimiento académico extraescolar y extracurricular hace 21 años (PROENTA UFRO). Gracias al apoyo del MINEDUC, DAEMS, SLEPCA, académicos, profesionales y familias, la Universidad de La Frontera abre sus puertas a más de 370 escolares cada fin de semana. En este programa los niños y niñas dejan de ser alumnos y pasan a ser aprendices que reflexionan con otros niños y expertos, que aprenden observando, levantando hipótesis, buscando respuestas y evidencias, indagando, argumentando, leyendo en profundidad, utilizando la tecnología, entrevistando y fotografiando, buscando soluciones para problemas reales y creando maquetas, diarios, ensayos, propuestas ambientales, sociales, científicas, culturales y artísticas. Así, ellos y ellas logran desplegar su talento, conocerse a sí mismos, descubrir su vocación, construir o descubrir un propósito vital y desarrollarse más plenamente.
Sin embargo, a diario más de trescientos mil niños y niñas en Chile, que tienen características, intereses y necesidades asociados a un perfil de altas capacidades, visten uniformes que les aprieta (currículo muy estrecho, falta de desafíos en la escuela, ejercicios rutinarios, lecturas complementarias que ya leyeron hace años) o que les queda exageradamente holgado e incómodo (expectativas desmedidas, restricciones para jugar, intolerancia al error, desafíos fuera de su zona de desarrollo cercana). Es decir, se necesitan no-uniformes curriculares que respondan a las necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE) de los estudiantes talentosos.
La necesidad de legislar para ofrecer uniformes adecuados o mejor dicho “desiguales o diversos”, fue acogida en el mes de marzo por la Comisión de Educación de la Cámara de Diputadas y Diputados. Muy recientemente, el día 12 de agosto, esta comisión dio un nuevo paso al aprobar unánimemente el proyecto de ley que regula la identificación y acompañamiento de niños, niñas y adolescentes con altas capacidades desde las escuelas, colegios y liceos. Esto se logró gracias al trabajo colaborativo que recogió las recomendaciones de asesores, académicos, familias, niños y de profesionales del país y de una experta en la temática, de La Araucanía, especialmente convocada por la Comisión de Educación de la Cámara de Diputadas y Diputados.
El próximo paso en la confección de un nuevo no-uniforme que resguardará el derecho a la igualdad de oportunidades e inclusión, pasará a otro espacio del taller: la Cámara de Diputadas y Diputados procederá con el acabado, control de calidad y despacho de la ley al Senado. Apoyemos entonces a diputados y senadores de La Araucanía para que los no-uniformes sean una realidad en las ciudades, pueblos y escuelas rurales de nuestra región.