#Opinión – Sonia Osses El profesor: persona clave en la transformación educativa

La profundización en las dimensiones de la persona permiten valorar la importancia de la formación integral de los estudiantes.

Según el Informe Mundial de la Unesco para el Personal Docente (2024), los sistemas educativos que logran mejores resultados son aquellos cuyos docentes son reconocidos como agentes activos de cambio.

En el aula, al profesor actual no solo le compete enseñar hechos y cifras, sino también, guiar a sus estudiantes para pensar críticamente, resolver problemas y aplicar lo aprendido a situaciones reales. Pero la acción del educador no termina en el aula; trasciende a ésta cuando articula la escuela con la comunidad, interpreta el contexto, responde a la diversidad, moviliza a las familias, se conecta con sus estudiantes y lidera su formación en entornos cambiantes.

Si entendemos la educación integral como el proceso educativo continuo, permanente y participativo que busca desarrollar en forma armónica y coherente cada una de las dimensiones del ser humano para lograr su plena realización, entonces el quehacer del profesor en la actualidad debería orientarse a fomentarla en sus estudiantes.

En este contexto se distingue: la dimensión ética, que promueve la responsabilidad, la solidaridad y la toma de decisiones basadas en valores; la dimensión espiritual, que implica la búsqueda de un sentido de la vida; la dimensión cognitiva, que busca el desarrollo del pensamiento crítico y la capacidad de resolver problemas; la dimensión afectiva, que promueve el desarrollo de la inteligencia emocional y la gestión de las emociones; la dimensión social, que fomenta la interacción, el trabajo en equipo y la construcción de vínculos saludables con los demás; la dimensión estética, que promueve el desarrollo de la sensibilidad hacia la belleza y la capacidad de expresión artística; la dimensión corporal, que atiende al desarrollo del cuerpo, la salud y las habilidades motoras; la dimensión sociopolítica, que se desarrolla a través de la formación de un ciudadano con conciencia histórica y valores cívicos.

La profundización en las dimensiones de la persona permiten valorar la importancia de la formación integral de los estudiantes porque los prepara para la vida real, dotándoles de habilidades y herramientas que les permiten enfrentar los desafíos actuales; fomenta su capacidad para resolver problemas mediante soluciones originales; promueve su capacidad de aprender adaptándose a los cambios; fortalece el bienestar individual favoreciendo el desarrollo de la seguridad en sí mismos; contribuye a la formación de ciudadanos responsables, conscientes de sus deberes y derechos, comprometidos, respetuosos y capaces de convivir en forma pacífica.

Si bien se espera que todos los miembros de la comunidad educativa participen activamente en la formación de los estudiantes, la estrecha relación profesor-alumno, en que juntos construyen conocimiento y crecen como personas, es clave para lograr personas competentes, capaces de discernir los signos de los tiempos de modo reflexivo, crítico y comprometido con los valores universales.

| COMPARTE ESTA OPINIÓN |

Otras opiniones

interactúa más con ufro en nuestras redes sociales