En medio de un escenario donde el cambio climático, el deterioro del suelo y la dependencia de agroquímicos desafían al sector agrícola y ganadero, surge una alternativa concreta: regenerar desde el suelo. Así lo plantea Carlos Meza, investigador y fundador de Terragénesis, quien promueve un modelo sustentado en la activación del microbioma nativo como motor de una agricultura y ganadería regenerativa.
“La materia orgánica es un indicador, no una herramienta. La verdadera clave está en la vida, en ese océano de microorganismos que llamamos microbioma del suelo”, explica Meza. “Cuando está sano y equilibrado, es el motor de la productividad”, agrega.
Radicado en España y de visita en Temuco para el evento internacional AgriFood Summit Araucanía –que ejecuta IncubatecUFRO, la Potenciadora de Negocios de la Universidad de La Frontera, con el apoyo de Corfo-, en su visión la salud del suelo no es un concepto abstracto, sino una oportunidad práctica y medible, ya que asegura que un suelo con microbiota activa recicla nutrientes de manera eficiente, mejora su estructura, protege naturalmente contra enfermedades, captura carbono y reduce la dependencia de insumos sintéticos, permitiendo no solo mitigar el impacto ambiental, sino también aumentar la resiliencia y calidad de los cultivos y productos pecuarios.
CAMBIAR DE PARADIGMA
Para contribuir a mejorar la microbiota, Carlos Meza es claro al señalar que esta transición no consiste en sustituir un insumo por otro, sino en regenerar un sistema vivo. Entre los pasos críticos el experto propone realizar una serie de medidas para favorecer a la tierra y, de esta manera, cambiar de paradigma.
“Reducir o eliminar la labranza para minimizar la alteración del suelo, proteger su estructura y la vida microbiana. Además, cuando sea posible, utilizar cultivos de cobertura e integrar ganado para un manejo holístico del pastoreo que permita imitar patrones naturales como un potente regenerador de suelos, ya que un animal con su sistema digestivo sano se transforma en un vector de microbiología en la pradera en donde pasta y, para eso, debemos aplicar las nuevas tecnologías que permiten el reemplazo de antibióticos y potencian ese microbioma gástrico”, sostiene Meza.
El profesional recalca que se debe comprobar la calidad de los terrenos y agrega que “se debe realizar un análisis de suelo ‘vivo’, más allá de los análisis químicos tradicionales y enfocarse en la biología del suelo”.
A corto plazo, el keynote speaker de AgriFood Summit Araucanía 2025 explica que estas prácticas permiten ahorrar en fertilizantes y aumentar la resiliencia frente al estrés climático. “A largo plazo, derivan en productos más nutritivos, mayor estabilidad económica y acceso a nuevos mercados, incluyendo oportunidades por créditos de carbono”, sostiene.
La propuesta regenerativa de Meza y Terragénesis no se limita al suelo. Él sostiene que la salud del ecosistema comienza en el subsuelo y termina en el plato: un ciclo virtuoso. “Somos lo que comemos, y comemos lo que el suelo come”, afirma. “Si el suelo está empobrecido, todo el sistema productivo se debilita, pero si nutrimos al microbioma del suelo los alimentos que producimos pueden incluso tener efectos positivos en la salud humana”.
Esta lógica, a través de este enfoque integral, permite desarrollar alimentos con mayor densidad nutricional y biomoléculas beneficiosas para combatir enfermedades crónicas, cerrando el círculo entre ecología con la salud de los suelos, la nutrición de los animales y el bienestar humano.
Meza, quien tiene una vasta experiencia internacional y reconocimiento de organismos como la FAO, identifica oportunidades estratégicas para Chile, a través de acciones que pueden fortalecer un liderazgo en agricultura regenerativa para el país.
“Chile tiene un potencial enorme para ser un líder en agricultura regenerativa, por su diversidad de climas y suelos, pero para ello lo más urgentemente que debemos observar y adaptar son los bioinsumos y biotecnología aplicada, porque más allá de los macronutrientes, el foco está en desarrollar y aplicar biológicos específicos que potencien el microbioma nativo del suelo, reduciendo la dependencia de químicos”.
A ello, la agricultura basada en datos, conocida como a AgTech Regenerativo, supone la integración de tecnologías de monitoreo de suelo como humedad, nutrientes, incluso actividad microbiana, y clima; con herramientas de inteligencia artificial para la toma de decisiones. Esto permite una aplicación precisa y eficiente de las prácticas regenerativas.
CONSUMIDOR FINAL
Meza es claro que todas estas acciones tributan en el consumidor final de productos provenientes de la tierra y para ello agregar una distinción como certificaciones en el mercado, son acciones concretan que marcan un antes y un después.
“Los sellos de calidad con impacto en el consumidor son fundamentales. Las Certificaciones no sólo validan la práctica regenerativa, sino que miden la calidad nutricional del alimento y su impacto en la salud. Esto agrega un valor diferenciador real en el mercado”, explica.
Carlos Meza sostiene que el desarrollo de mercados de carbono robustos y accesibles para productores chilenos que implementan prácticas de secuestro de carbono pueden significar una posición de referente mundial y convertir a nuestro país en un “laboratorio vivo para un nuevo modelo de hacer agricultura”, dice.
“Tenemos la capacidad científica, el interés de los productores y la oportunidad de demostrar cómo se puede producir a gran escala de forma sostenible y rentable”, agrega y cierra con que “la clave es la colaboración entre academia, sector privado y público, y la voluntad de invertir en el suelo como el capital más valioso de nuestro país. Es la hora de Chile. Podemos ser un laboratorio vivo de cómo regenerar, producir y nutrir al mundo sin destruir lo que nos da vida: el suelo”.
Ver entrevista en El Diario Austral de La Araucanía
Abelardo Silva García
IncubatecUFRO